sábado, 12 de enero de 2013

C1: Huir.

Cuando desperto se dio cuenta que había un aroma extraño en el ambiente, no era el propio olor de montañas y bosques al que estaba acostumbrada por vivir en un pueblo pequeño escondido del mundo, pero no pudo explicar que era lo que había de mas en el aire, así que se vistió y bajo a la cocina. Sus hermanos y su padre ya no estaban, solo quedaba su madre en aquella parte de la casa mirándola con  reproche, porque había vuelto a quedarse dormida y todos habían marchado ya de la casa.
- ¿Cuando serás capaz de levantarte a la hora? - le dijo su madre. Ella simplemente se encogió de hombros, mientras se acercaba al armario para coger un vaso.
- No lo se - susurró ella como contestación. Su madre movió la cabeza en signo de negación, mientras ella bebía agua.
- Están donde siempre, creo - dijo su madre - Date prisa antes de que se vayan y no vuelvas a entrenar.
Ella asintió, dejo el vaso en el fregadero cogiendo su chaqueta y echo a andar camino al bosque.
Sus hermanos ya no estaban cuando llego, cosa que no le extrañaba. Ella era la pequeña, la tercera. Aun no entendía porque también debía estar allí, podía llegar a entender que su hermana Coraline si estuviera entrenando, y mucho mas aun su hermano Isaac al ser el primero en nacer, pero ¿Y ella? ¿Qué hacia allí? Era la tercera. Nada de lo que pasara la llevaría al primer puesto de la lista. Era la vergüenza de la familia, todo el mundo lo pensaba y ella lo sabía. Pero aun así ahí estaba, buscándolos bosque adentro sin llegar  saber muy bien por que.
Solo paro cuando escucho a un conejo moverse delante suya. Entonces noto una mano en su hombro y grito.
- Vete a casa, mocosa. - dijo Isaac- Padre está cabreado, y tu deberías estar huyendo desde hace horas.
- ¿Por que? - preguntó
- Por que estás haciendo ruido, ¿me entiendes? No sabes moverte por mucho que se te enseñe. - contestó de mala gana. Ella asintió.
- Ella no es quien ha estado haciendo ruido, Isaac - Anuncio una voz conocida. - ¿No has notado el animal que acaba de moverse?

Coraline acaba de gozar de su momento de gloria, pensé. Había dejado claro que su oído era más agudo que el nuestro, y que era algo más sigilosa, pues también. Pero le duro bastante poco, padre llego justo cuando estaba gozando de la gloria. Nos echo la bronca -como siempre- y comenzamos enserio el entrenamiento. Yo tenia tirones muy de vez en cuando pero enseguida desaparecían, era lo que tenia no haber calentado por haberse quedado durmiendo, un pequeño castigo que todos disfrutaban al ver.
Mientras caía la noche, nosotros íbamos regresando a casa, mis hermanos victoriosos siguiendo a mi padre y alzando sus logros del día, mientras yo me resignaba a ir detrás de todos, mirando el suelo, sintiéndome pequeña, cada vez más pequeña.
- Eres la vergüenza de la familia, todos se ríen de ti, de todos. ¿Lo entiendes? - soltó mi padre. Yo no me había dado cuenta de que estaba a mi lado hasta que hablo. - Sigues en tu mundo como siempre, sin hacer caso a tus sentidos, sin darte cuenta de lo que te rodea. Si no quieres aprender, recoge tus cosas y vete. Se una solitaria si te apetece serlo. No duraras mucho y lo sabes, ¿no?
Yo simplemente me paré a mirarlo, incrédula. No me creía aun lo que me estaba diciendo.
- Podrías ser mejor que tus hermanos, pero no tienes voluntad. - sentenció el andando hacía la casa.

Yo no fui hacia mi casa en ese momento, es más, ni por un momento se me paso por la mente hacerlo. Eche a correr como nunca antes había conseguido hacerlo, tal vez pude estar como un hora corriendo hasta que llegue a una cueva pequeña que había encontrado hace años atrás, me desplome allí mismo, y comencé a llorar.
Durante horas, mi mente no paraba de darle vuelvas al monologo de mi padre, tal vez el tenía razón y lo mejor que podía hacer era irme lejos y dejarles tranquilos, pero no podía hacerlo, lo primero que me enseñaron fue a no rendirme y quería demostrar que al menos he aprendido algo durante estos años. Es verdad que de pequeña siempre madrugaba, corría, obedecía todo lo que mi padre me decía, he intentaba aprender cosas nuevas por mi parte, pero eso cambio, todo cambio cuando cumplí nueve años, y mi abuela murió delante mía, asesinada. Entonces todo cambio, yo me negué a seguir avanzando, Isaac se volvió alguien arisco, Coraline comenzó a sentirse superior, Padre cambio radicalmente viviendo por y para entrenarnos, y mi madre perdió la liberta de la que disponía. La verdad es que a todos nos cambio, para bien o para mal - sobretodo para mal- , nunca conseguimos volver a ser los mismos. Es más, está es la razón por la que mi padre se empeñaba muchísimo más en nuestro entrenamiento, y en el entrenamiento de los demás jóvenes del pueblo, así pues formo un grupo para formarnos a todas las tardas de todos los días de la semana, y luego nos mataba a nosotros en los findes de semana al querer la perfección. Se convirtió en un maníaco, confesó una vez mi madre a una de sus mejores amigas. Mi familia se desplomo al perder a su gran pilar de apoyo, eso era lo que Coraline escribió una vez en su diario, para ser más exactos, fue lo único que escribió sobre la muerte de nuestra abuela.
Cuando acabe de llorar, me levante del suelo y comencé a caminar en dirección a casa. 

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